jueves, 8 de noviembre de 2018

PERFIL DE UN AUTÉNTICO CRISTIANO.


 Mat 10:32-39  

Jesús enseñaba a sus discípulos con el propósito de que llegasen a ser como él, mensajeros de las buenas nuevas del Reino, él dijo: Lc 6:40. (RVC) El discípulo no es superior a su maestro, pero el que complete su aprendizaje será como su maestro. La historia posterior probó la eficacia de su enseñanza, pues sus discípulos continuaron en la obra que les había enseñado e hicieron discípulos por todo el Imperio romano (Asia, Europa y África) antes del final del primer siglo.

Todo cristiano es un discípulo. La gran comisión del Señor es el de “ir al mundo y hacer discípulos…Mt. 28:19,20. Los discípulos son personas, que aprenden, que crecen, aquellos cuya fe les motiva a obedecer todo lo que Jesús manda. La palabra discípulo se usa siempre como sinónimo de creyente. Hch 6:1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos…” Hch 11:26. Cualquier distinción entre las dos palabras es artificial.

Cuando Cristo reclutaba discípulos, les enseñaba cuidadosamente el costo de seguirle. Las personas indecisas que no querían compromisos no respondían. Jesús rechazaba a los que eran renuentes a pagar el precio, como el joven rico. Advertía a los que querían ser sus seguidores que midieran el costo cuidadosamente. Lc 14:28-30 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.

Un cristiano no es alguien, que simplemente compra un seguro contra incendios para evitar una vida desagradable en el más allá. Un cristiano es alguien cuya fe se manifiesta en sumisión y obediencia, es alguien que se ha ofrendado sin condiciones a Cristo como Señor y Salvador; alguien que desea agradar a Dios. Cuando falla, busca el perdón y desea ir hacia delante. El llamamiento cristiano demanda esa clase de dedicación total. Nadie puede acudir a Cristo bajo otras condiciones. Aquellos que creen que pueden aceptar algunas ideas del cristianismo y seguir viviendo como les plazca, deben examinarse. 2Co 13:5 (LPD) Examínense para comprobar si están en la verdadera fe. Pónganse a prueba seriamente

Mat 10:32-39 (RVC) A cualquiera que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos. No piensen que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. He venido para poner al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. No hay declaración más definitiva sobre el discipulado que esta. Expone en lenguaje claro el costo del discipulado. Sus palabras son aplicables a todos los discípulos y sirven también como signos de orientación para todos los seguidores potenciales de Jesús.

Significa confesar ante otros que Jesús es Señor, y confiar, en que él también hablará a nuestro favor delante del Padre. Rom 10:10 (CST) Porque cuando uno cree de corazón, Dios lo declara justo; y cuando confiesa su fe, se asegura la salvación. Si el corazón cree de verdad, la boca estará ansiosa por confesar. Una característica de todo creyente genuino es la de confesar a Cristo delante de los hombres. Rom 1:16 (DHH) No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son.  1Jn 4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Cristo dice que nos confesará delante del Padre que está en los cielos. Mat 10:32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué quiere decir esto? Cristo dirá en el día del juicio: “Este me pertenece”. Manifestará su lealtad hacia los que le fueron leales. Del mismo modo, quedará expuesta toda deslealtad. Mat 10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Está hablando de falsos discípulos, personas que dicen ser cristianas, pero no lo son. Cuando son sometidos a prueba, niegan habitualmente al Señor ya sea con su silencio, con sus actos o con sus palabras.

Establece prioridades. Un segundo sello de garantía del verdadero discípulo es que ama a Cristo más que a su propia familia. Mat 10:34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; El pasaje paralelo de Lc 14:26 es más fuerte: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Para ser discípulos ¿tenemos que odiar literalmente a nuestra familia? Es obvio que ese no es el sentido, eso violaría los mandamientos de “Honra a tu padre y a tu madre” o “esposos amad a vuestras esposas”. La clave de este pasaje está en la frase: “Y aún su propia vida”. El Señor está diciendo que debemos ser incondicionalmente leales a él, incluso por encima de nuestra propia familia y sobre todo, por encima de nosotros mismos. La biblia nos enseña a negarnos a nosotros mismos. Mat 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

A considerarnos muertos. Rom 6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Y en cierto sentido, tratar los aspectos egoístas de nuestro ser con el más completo desdén. 1Co 9:27 (BTX3) sino que trato con severidad mi cuerpo, y lo reduzco a servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo quede desaprobado. También es la actitud que hemos de tener respecto a nuestras posesiones incluyendo nuestra familia.

¿Por qué Cristo usa términos tan rigurosos? Porque está tratando de ahuyentar a los meros simpatizantes y atrayendo a los verdaderos discípulos. No quiere personas indecisas que dolosamente creen que están en el reino. A menos que Jesús sea la prioridad número uno, no le hemos dado el lugar correcto.

Toma la cruz. El que no está dispuesto a perder su vida por seguir a Cristo no es digno de él. Mat 10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Lc 14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Esa persona no puede ser discípulo.

Jesús no demanda a las personas que le añadan al tesoro de sus vidas; él quiere ser el tesoro. Él quiere discípulos dispuestos a renunciar a todo. Eso requiere auto negación total, hasta el punto de estar dispuestos a morir por su causa. ”Tomar la cruz” no se refiere a sobrellevar una enfermedad crónica o un cónyuge inaguantable o una suegra caprichosa. Ni siquiera evoca el calvario. Cuando Jesús dijo “toma tu cruz” sus seguidores pensaron en un instrumento cruel de tortura y muerte. Pensaban en los criminales condenados. Las burlas de las gentes al verles caminar. Entendían que les estaba llamando a sufrir y morir por él; les estaba pidiendo que hicieran el sacrificio final, rendirse a él como Señor en todos los sentidos.

Jesús añade un pensamiento final paradójico.  Mat 10:39 (PDT) El que se aferra a su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mí, la encontrará. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.  “El que halla su vida” se refiere a alguien que salvaguarda su seguridad física negando a Cristo bajo presión, o a alguien que se aferra a la vida en lugar de tomar la cruz. Dado que su interés principal fue asegurar su integridad física, esa persona pierde su alma eterna. Por el contrario, aquellos que están dispuestos a perder sus vidas por causa de Cristo recibirán la vida eterna. La Biblia no enseña la salvación por martirio. Jesús simplemente dice que los auténticos cristianos no se echan atrás ni siquiera frente a la muerte. Se está refiriendo a una norma, una dirección. Esto no excluye fracasos temporales como el de Pedro. Pero Pedro finalmente probó que era un verdadero discípulo. Llegó el momento en que voluntariamente dio su vida por causa de Cristo.

Lc 9:23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Noten la adición de las palabras “cada día”. La vida de un discípulo invita a la persecución y, por ello, ha de ser una vida de auto negación cotidiana. 1Co 15:31 (PDT) Hermanos, yo muero todos los días. Esto es tan cierto como el orgullo que siento porque ustedes son creyentes en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Un creyente auténtico es alguien que se enrola para toda la vida. Significa dar todo por Cristo cada día, sin reserva, ni incertidumbres, ni vacilaciones. Es cortar los lazos que atan al mundo, sellar las puertas de escape, desprenderse de cualquier clase de seguridad a la que uno pueda volver en caso de fracasar. Un creyente auténtico sabe que va adelante con Cristo hasta la muerte. Una vez puesta la mano en el arado no vuelve la vista atrás. Esa es la esencia del verdadero discípulo.

viernes, 2 de noviembre de 2018

OÍR SIN OBEDECER LLEVA A LA RUINA ETERNA

 Mateo 7:21-29
Los que piensan en la salvación como una creencia separada de la justicia práctica, tendrán dificultades con Mat 5:20 (RVC) Yo les digo que, si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el reino de los cielos. Noten la frase clave en Mt. 7:21, que define la clase de personas que poblaran los cielos: “El que hace la voluntad de mi Padre”. No el que dice: que conoce a Jesús o el que conoce la doctrina correcta o el que va la iglesia correcta. Es, el que hace la voluntad del Padre. El que practica la desobediencia será excluido. Mat 7:23 Pero yo les diré claramente: “Nunca los conocí. ¡Apártense de mí, obreros de la maldad!
La lección es que, si una persona vive una vida de desobediencia, no importa lo que diga ni las cosas buenas que haya hecho, es un incrédulo en peligro de eterna condenación. Estos versículos condenan dos falsas maneras de acercarse a Cristo: Primero profesar creer, pero rehusar hacer lo que la fe requiere; Segundo a los que oyen sin obedecer.
Creer sin hacer. Es el pecado de las palabras vacías. Muchos de los que serán rechazados en el día del juicio no serán “paganos”. 2Ti 3:5 (BTX) que tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. Apártate de ellos. Los fariseos eran así, muy obsesionados por la actividad religiosa, no eran herejes, ni ateos, ni agnóstico, sino personas que trataban de ganar el favor de Dios mediante obras externas, en vez de vivir la justicia basada en la fe. Las obras que hacían eran sólo externas. Dicen las cosas correctas, pero no las hacen de corazón. Estas personas incluso dicen “Señor, Señor”, saben del Señorío de Jesucristo. Son fervientes, píos y respetuosos. le dan su asentimiento verbal, pero no se someten a él como Señor. Lc 6:46 (BL95) ¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo?
Tres veces usan la frase “en tu nombre” en Mat 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Han estado ocupados en hacer cosas en el nombre del Señor, incluso cosas milagrosas, pensando que están sirviendo celosamente. Pero sus palabras están vacías. Decir: Señor, Señor y luego desobedecer es el equivalente al beso traicionero de Judas. La fe auténtica está tan interesada tanto en declarar la verdadera doctrina como en “hacer”, es decir, obedecer.
Jesús declaró estas palabras como una advertencia a las personas que creen que son salvas, pero no viven en obediencia a Dios. Jesús estaba destruyendo toda esperanza de los que pensaban falsamente que eran salvos. La Biblia invita a un autoexamen. 2Co 13:5 (RVC) Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe; pónganse a prueba ustedes mismos. ¿O acaso ustedes mismos no se conocen? ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que no hayan pasado la prueba! La Biblia nos exhorta a autoexaminarnos al menos cada vez que celebramos la cena del Señor. 1Co 11:28 (RVC) Por tanto, cada uno de ustedes debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y de beber de la copa.
Hay varias clases de personas engañadas en la iglesia. Hay los hipócritas, los que sólo tratan de parecer religiosos. Otros son cristianos nominales, personas que se llaman cristianas porque han asistido a los servicios dominicales desde su juventud, o porque aceptaron a Cristo, aunque sin tener interés en vivir sus implicaciones. Hay otros que están muy ocupados en las actividades de la iglesia; conocen los hechos del evangelio, pero no son obedientes a la Palabra. Otros asisten a la iglesia porque están buscando una conciencia tranquila. O puede que les guste la teología con un interés puramente académico. Cualesquiera que sean las razones, muchos de los que se han identificado con el cristianismo serán rechazados en el juicio.
Observemos que predicar, profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros, no son pruebas de salvación. Dios utilizó al perdido Balaam, utilizó incluso su asna. Utilizó a Caifás para profetizar la muerte de Cristo. Jn 11:51,52. Las obras poderosas pueden ser hechas también por el poder de Satanás. Los magos de Egipto fueron capaces de repetir los milagros realizados por Moisés.
Milagros, profecías y maravillas, no son lo mismo que una vida santa. 1Pe 1:15,16 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Mat 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Si uno va en dirección contraria a esto, o tiende hacia ello, lo correcto es auto examinarnos. Buscar la perfección no supone que no podamos fallar nunca. Implica que si caemos procuraremos rectificar. Los que tienen verdadera fe caen, pero confiesa sus pecados y acude al Padre en busca de perdón. Perfección es la norma, dirección es la prueba. Si la propia vida no muestra un avance, es necesario un examen a la autenticidad de la fe. Incluso si se ha hecho grandes cosas en el nombre de Jesús.
Oír sin obedecer. El pecado de los corazones vacíos. Nuestro Señor ahora explica el peligro del juicio venidero con una breve ilustración. Mat 7:24-27 (RVC) A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero ésta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y ésta se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa. Algunas personas oyen y actúan de acuerdo con el mensaje, mientras otras oyen, pero no actúan. La diferencia entre ambos es un asunto de consecuencia eterna. Es una repetición del tema central del Sermón del Monte. Los que no manifiesten una justicia auténtica, no entraran al reino de los cielos. Mat 5:20 (RVC) Yo les digo que, si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el reino de los cielos.
La ilustración describe a dos hombres que representan a dos clases de oyentes. Los dos edifican casas. Las edifican en la misma zona, puesto que fueron alcanzadas por la misma tormenta. Las casas eran probablemente semejantes. La única diferencia que Jesús menciona son los cimientos sobre los que fueron edificadas. Una fue edificada sobre la roca; la otra sobre la arena. Es otra reprensión a la religión de los fariseos que no se preocupaban por la espiritualidad del alma, ni la integridad de la conducta. Estaban interesados sólo en las apariencias, no en la obediencia a Dios. Toda su religión era como una estructura levantada sobre la arena: parecía buena a primera vista, pero finalmente resultaría en destrucción.
Los fariseos oraban, ayunaban, y daban limosnas; pero sólo para exhibir su piedad y exaltar su reputación. Jesús llamaba a una justicia que sobrepasara a la de los fariseos. Rechazó su práctica de ocuparse en las minucias religiosas, que les permitía obedecer las letras de la ley y olvidar su propósito real. Mat 5:21,22 »Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y que cualquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga “necio”, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga “fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego.
Ahora Jesús les desafía a actuar de acuerdo con lo que él ha dicho. El que actúen, o no de acuerdo a ello, será prueba de que son sabios o necios. Finalmente, su disposición determinará si oyen o no las terribles palabras Mateo 7:23 (TLA) “… ¡Apártense de mí, gente malvada! ¡Yo no tengo nada que ver con ustedes!
Edificar sobre la roca. Mat 7:24 (RVC) Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Obedecer las palabras de Cristo equivale a edificar una casa sobre roca sólida. 1Jn 2:3,4 (RVC) Con esto podemos saber que lo conocemos: si obedecemos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso, y no hay verdad en él. La única validación de la salvación es una vida de obediencia. Es la única prueba posible de que una persona conoce realmente a Cristo. Si uno no obedece a Cristo como norma de vida, la profesión de fe es un ejercicio verbal vacío.
Pensemos en esto por un momento: un hombre edificó su casa por la vía rápida y fácil; mientras el otro tomó el camino difícil. Edificar sobre la arena no requiere preparación. No hay que cavar; no hay que cimentar. Uno se limita levantar la casa. Es un atajo de resultados rápidos, pero no duraderos. Hay muchos que dicen que son salvos antes de tener el más mínimo sentimiento de que están perdidos. Mat 7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Multitudes que pronuncian el nombre de Cristo han edificado sobre arena superficial, no han cavado hondo para poner los cimientos adecuados.
Jesús dijo que un hombre sabio no edifica una torre sin calcular el costo. Lc 14:28 (RVC) Porque ¿quién de ustedes que quiera levantar una torre, no se sienta primero a calcular los costos, para ver si tiene todo lo que necesita para terminarla? Desea evaluar, piensa en la responsabilidad, entiende a qué se compromete y desea hacerlo bien. Este es el hombre que oye y obedece. Mat 7:24 (NVI) »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.
El día del juicio se acerca. De esto nos habla el viento, la lluvia y el desbordamiento. Mat 7:25 (NVI) Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Mat 7:27   Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina." Dios envía la tormenta del juicio. Algunos resistirán y otros caerán. Los que permanecen son los verdaderos creyentes; los que se caen son los que nunca han creído realmente. Por eso el sermón del monte termina con una advertencia devastadora de juicio: “Y fue grande su ruina”. Es una advertencia de condenación.
¿Cuál fue el resultado del sermón? ¿Un gran avivamiento? ¿Miles de conversiones? Mat 7:28,29 Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes estaban maravilladas de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Todo lo que hicieron fue examinar su estilo. No fue una reacción negativa. Después de todo, aquellas personas habían confesado que nunca habían oído tanta sabiduría, ni visto tanta profundidad, ni entendido una verdad tan rica. Nadie había lanzado nunca tan terribles advertencias sobre el infierno. Las multitudes pensaron que Jesús era extraordinario. Pero no fue una respuesta salvadora, no había arrepentimiento, ni disposición a la obediencia, sólo análisis. Y allí es donde termina. Pero para un verdadero cristiano no puede terminar allí, no puede oír y alejarse sin actuar. Los cristianos se sentirán más que maravillados; serán obedientes. Edificaran sobre roca sólida.
 

jueves, 25 de octubre de 2018

NO TE CONFUNDAS EN EL ACCESO AL CIELO


Mateo 7:13-27

Aquí hay dos puertas, la ancha y la estrecha; dos caminos, el ancho y el estrecho; dos destinos, la vida y la perdición; y dos grupos: los pocos y los muchos. El Señor continúa describiendo dos clases de árboles, el sano y el podrido; dos clases de frutos, los buenos y los malos; dos clases de constructores, el prudente y el insensato; y dos clases de fundamentos, la roca y la arena. Aquí, en la culminación de todo lo que ha dicho en el Sermón del Monte, el Señor demanda que cada persona elija, entre seguir al mundo en el camino fácil, o seguirle a él en el camino difícil. No hay en ninguna otra parte de la Biblia una declaración más clara del evangelio. Mat 7:13 (CST) Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplio el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; en cambio, estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la encuentran.

Cada uno debe hacer una elección. Por medio de Moisés, Dios se enfrentó a los hijos de Israel y les dijo: Dt 30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

Josué desafió a los israelitas al entrar en la tierra prometida: Josué 24:15 (PDT) Si no desean servir al Señor, decidan hoy a quien servirán, ya sea a los dioses a los que sus antepasados servían al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven. Pero yo y mi familia serviremos al Señor.

Elías demandó una decisión a los israelitas en el monte Carmelo: 1Re 18:21 (RVC) Entonces Elías se paró frente a todo el pueblo, y dijo: «¿Hasta cuándo van a estar titubeando entre dos sentimientos? Si el Señor es Dios, síganlo a él; pero si piensan que Baal es Dios, entonces vayan tras él…”

Dios ordenó al profeta Jeremías: Jer 21:8 (LBLA) Y dirás a este pueblo: "Así dice el SEÑOR: 'He aquí, pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muerte.

Debemos elegir entre dos puertas. “¡Entrad por la puerta estrecha!”, comienza diciendo Cristo. No es suficiente pararse a contemplar las puertas, hay que entrar por una de ellas. Pero también es importante pasar por la puerta correcta. Hay sólo una puerta que conduce al camino estrecho. Jn 10:1 «De cierto, de cierto les digo: El ladrón y el salteador es el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que trepa por otra parte. Jn 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entra, será salvo…” No hay una tercera alternativa, ninguna otra puerta. No hay muchas religiones verdaderas; sólo hay una. Las opciones son sólo dos: la verdadera y la falsa, el camino de Dios y el nuestro.

Todas las religiones de este mundo están basadas en los logros humanos. Sólo el cristianismo Bíblico reconoce la obra de Cristo a favor del hombre. La salvación no es un sistema basado en méritos en que los hombres y las mujeres trabajan para ganar el favor de Dios. Ni siquiera la ley de Moisés hizo justo a los hombres. Rom 3:20 (BL95) Porque en base a la observancia de la Ley no será justificado ningún mortal ante Dios. El fruto de la Ley es otro: nos hace conscientes del pecado.

Dios declara justo a los creyentes por medio de su gracia y los hace justos, atribuyéndoles la justicia de Cristo. Rom 3:21-24 (RVC) Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, y de ello dan testimonio la ley y los profetas. La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús.

De modo que la única elección está entre la gran cantidad de religiones basada en los méritos humanos y la única religión del mérito de Jesús. El camino estrecho y el camino ancho no contrastan la religión con el paganismo. Jesús no está poniendo la religión superior frente a las inferiores, ni siquiera el cristianismo frente a la inmoralidad abierta. La puerta ancha no dice “infierno”; está rotulada: “felicidad”, “prosperidad” “gloria”, igual que la puerta estrecha. Pero no conduce a él. Satanás es un experto en el engaño religioso, hasta llega a disfrazarse de ángel de luz. 2Co 11:14 Y esto no debe sorprendernos, porque hasta Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Él decora su puerta para que parezca la puerta del cielo.

Mat 7:13 Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Nuestro Señor describe la puerta correcta como estrecha. De torniquete, dónde sólo puede pasar una persona a la vez. Nadie entra en el reino de los cielos como parte de un grupo. Muchos judíos basaban su esperanza del cielo en su linaje nacional, como muchos de hoy que tienen su confianza en su afiliación denominacional o en ser miembros de la iglesia. Jesús refuta aquí, estas ideas. La salvación es intensamente personal. No es suficiente haber nacido en una familia cristiana o tener un cónyuge creyente.

Entrar por la puerta estrecha no es fácil. Cuando Jesús iba por las ciudades y aldeas enseñando a la gente decía: “…Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán. Lc 13:23,24. La palabra griega para “esforzaos” es “agonizomai”, implica una lucha agónica, una batalla, un esfuerzo extremo. Entrar en el reino es como ir al combate. Mat 11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pedro escribió. 1Pe 4:18 “…Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde quedarán el impío y el pecador?» ¿No podría ser que muchos “convertidos” estén en el camino equivocado porque tomaron el camino fácil a través de la puerta ancha?

La salvación no es fácil. Mat 7:14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran. Esto significa que, a menos que una persona esté buscando con insistencia, es fácil de que no se entere de que la puerta está allí. Jer 29:13 (NVI) Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.

El reino no es para personas que quieren a Jesús, sin ningún cambio en sus vidas. Sólo es para quienes le buscan de todo corazón, quienes agonizan por entrar. Muchos de los que se acercan a la puerta se alejan después de averiguar el costo. De hecho, sólo quienes se desprenden de todo, pueden entrar. El joven rico buscó la puerta hasta que la encontró; pero cuando vio que entrar significa dejarlo todo atrás, dio la vuelta y se alejó.

Cualquiera que sea nuestro tesoro; cuando llegamos a la puerta estrecha debemos esperar perderlo todo; la justicia propia, el egoísmo, el pecado y el materialismo deben dejarse afuera, o no conseguiremos entrar nunca. Para aquellos que se empeñan en llevar equipaje, la puerta ancha les resulta más atractiva. Está rotulada “gloria”, pero no conduce al cielo no tiene nada que ver con Jesús. Es la puerta de la religión para las masas, por la que cualquiera puede pasar sin desprenderse de nada. Pero no hay salvación para quienes eligen esa puerta.

Recibir a Cristo, no significa añadirlo a los bagajes que ya llevamos acumulados. La salvación requiere una transformación total. 2Co 5:17 (CST) Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación. Las cosas viejas pasan, el pecado, el egoísmo y los placeres mundanos son reemplazados por cosas nuevas. Este es el objeto total de la salvación: producir un cambio de vida. La buena noticia es que, aunque la puerta es estrecha, es lo suficientemente ancha como para dar cabida al más grande de los pecadores. 1Ti 1:15 (RVC) Esta palabra es fiel y digna de ser recibida por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

Debemos elegir entre dos caminos. Los dos caminos están íntimamente relacionados con las dos puertas. Uno es ancho y amplio, el otro es difícil y estrecho. Mat 7:14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran. La elección es la que ha sido siempre: o el camino ancho y concurrido, o el camino estrecho de los pocos. El camino ancho es, por supuesto, más fácil; no hay reglas y tiene tolerancia a todo, en tanto uno diga que ama a Jesús o sea religioso o cualquier otra cosa que uno desee ser. El camino de Dios es una senda angosta. Aquí no hay espacio para ninguna desviación.

Jesús sólo busca y salva a pecadores que saben que están perdidos, no busca multitudes. De hecho, parecía animar a los simpatizantes superficiales a dar la vuelta y alejarse. Jn 6:64 (RVC) Pero hay algunos de ustedes que no creen.» Y es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién lo entregaría, 66 A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él. Jesús se volvió a los doce y les dijo: Jn 6:67: «…¿También ustedes quieren irse?» Es como si les incitara a marcharse con la multitud. No quería seguidores casuales, sólo a personas dispuestas a dar la vida por él.

Lucas 14 describe cómo trataba Jesús a las masas de aduladores que le seguían a todas partes. Lc 14:25,26 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. El Señor hace que el camino estrecho sea lo más duro posible, demandando que quienes de verdad desean seguirle salgan de la multitud y tomen un instrumento de tortura y muerte. Lc 9:23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Quienes están en el camino estrecho deben esperar también persecución: Jn 16:2 Ustedes serán expulsados de las sinagogas, y llegará el momento en que cualquiera que los mate, pensará que rinde un servicio a Dios.  Jesús nunca presentó el cristianismo para almas endebles. Cuando una persona se convierte en cristiana le declara la guerra al infierno, y el infierno peleará a muerte en su contra. Seguir a Cristo le puede costar a uno la vida misma. Los cobardes y complacientes con el mundo no se molesten en intentarlo.

Elegimos uno de dos destinos. La elección que uno hace entre las dos puertas y los dos caminos es una elección para la eternidad. El camino ancho, que comienza tan fácil, se hace angosto y tortuoso justo al final y termina en el infierno. Lo que parecía tan atractivo desde este extremo lleva a la ruina eterna. La puerta estrecha que da al camino angosto, puede no parecer tan atractiva, pero es el camino de la vida. El camino de principio difícil se abre por completo en la gloria eterna del cielo.

Finalmente hay dos grupos de personas viajando por los diferentes caminos. Mat 7:13 Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Habla de multitudes que pasan por esta puerta. Mat 7:14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran. Es lamentable que la gran mayoría de personas se dirijan al infierno y no al cielo. Incluso en el A. T. los verdaderos creyentes eran sólo un remanente, nunca la mayoría. Mat 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

Lc 12:32 (SyEspañol) No tengan temor, rebaño pequeño, porque a su Padre le ha placido darles el reino. La palabra “pequeño” en este versículo es micrón, de la que tomamos el prefijo micro que significa algo muy pequeño. El remanente de creyentes ha sido siempre una manada pequeña, unas pocas almas que conocen su incapacidad humana, pero que están dispuestas a pagar el precio. Es fácil caer en el error de caminar con la multitud. Pero la mayoría, raramente tiene razón. Jn 3:19 (NVI) Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Una persona puede añadir a Jesús, a todos sus intereses y posesiones, a fin de sentirse religioso. Una persona así, no siente que tenga que negarse sí misma ni tomar una cruz. El único problema es que el camino natural termina en perdición.

Una nota en un periódico decía lo siguiente después de una campaña: “estoy harto del tipo de religión que insiste en que mi alma (y la de cualquier otro) necesita salvación, sea lo que fuere, lo que eso signifique. Nunca me he sentido perdido. Denme una religión práctica que enseñe gentileza y tolerancia, que no reconozca barrera de preferencia ni credo. Si para salvar mi alma he de aceptar una filosofía como la que he oído predicar, prefiero seguir condenado para siempre.” Una nota triste. Pero lo cierto es que el hombre entendió perfectamente las alternativas. Sencillamente, hizo la elección equivocada. La gran tragedia es que hay multitudes en el mismo camino, y la mayoría cree que va con destino al cielo. En lugar de eso terminarán en la destrucción y condenación, víctimas de un engaño diabólico.

¡Qué estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida! “Y pocos son las que la hayan”. No es un camino fácil, ni popular, pero es el único que lleva a la gloria eterna. Jesús no podía ser más claro.



jueves, 18 de octubre de 2018

LA FE “PIRATA” NO SALVA


 Santiago 2:14-22

Muchos creen, que pueden acudir a Cristo, recibir perdón, y marcharse para seguir viviendo como les plazca. Multitudes acuden a Cristo sin ningún sentido de la gravedad de sus pecados ante Dios, y sin ningún deseo de ser liberados del yugo del pecado. Han sido engañados por un evangelio “pirata”. Se les ha dicho que la fe sola salva, pero ellos ni tienen, ni saben lo que es la fe auténtica. La fe en que ellos confían es sólo consentimiento intelectual. Eso no salva.

¿Se puede tener vida eterna de una fe muerta? Stg. 2:14-22 (PDT) Hermanos míos, ¿de qué puede servir que alguien diga que tiene fe si no hace el bien? ¿Lo podrá salvar esa clase de fe? Supongamos que un hermano o hermana tiene necesidad de vestido o comida. Llega uno de ustedes y le dice: "¡Que Dios lo bendiga, abríguese y aliméntese!" Sin embargo, si no le da lo que realmente necesita en ese momento, ¿de qué sirve? De la misma manera, si la fe no está acompañada de hechos, así sola está muerta. Pero alguien puede decir: "Tú tienes fe, y yo tengo hechos. Demuéstrame tu fe sin hechos y yo te demuestro mi fe con mis hechos". ¿Crees que hay un solo Dios? ¡Qué bien! Pero los demonios también creen que hay un solo Dios y tiemblan de miedo. No seas tonto, la fe sin hechos no sirve para nada. ¿Sabes por qué? Nuestro antepasado Abraham consiguió la aprobación de Dios por medio de sus hechos cuando ofreció a su hijo Isaac en el altar. Ahora puedes ver que la fe de Abraham iba de la mano con sus hechos. Su fe se perfeccionó con el bien que hizo.

Santiago describe la fe “pirata” como hipocresía, simple aprobación mental, carente de cualquier obra que la justifique, no difiere de la creencia de los demonios. En la fe que salva hay mucho más que mera aceptación de una serie de hechos. Pero no es un concepto bíblico decir que se puede tener fe en el momento, y que no se necesita tenerla nunca más. 2Ti 2:12 (BTX3) Si perseveramos, también reinaremos con Él; Si lo negamos, Él también nos negará. La perseverancia es la característica de los verdaderos creyentes, la deslealtad y la deserción revelan un corazón incrédulo. Aquellos que niegan a Cristo, Cristo los negará.

Fe según la Biblia. Ya vimos que el arrepentimiento es un elemento decisivo de la fe auténtica, y que es un don de Dios. De igual manera, la fe es un don sobrenatural de Dios. Efe 2:8,9 (LPD) Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; ¿Cuál es “el don” del que habla Pablo? El pasaje enseña que la fe no es algo producido por voluntad humana sino un don de Dios, otorgado en su plena soberanía. Flp 1:29 (RVC) Porque, por causa de Cristo, a ustedes les es concedido no sólo creer en él, sino también padecer por él.

Jesús dijo. Jn. 6:47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Pero en el mismo contexto dice también: Jn. 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Dios lleva al pecador a Cristo y le da también la capacidad de creer. Sin esta fe concedida divinamente, no se puede comprender al Salvador ni acudir a él.

Cuando Pedro confesó su fe en Cristo, Jesús le dijo: Mat 16:17 “…Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. La fe de Pedro le fue dada por Dios mismo.

Como don divino, la fe no es transitoria ni impotente. Tiene una cualidad en sí, que garantiza su perseverancia hasta el fin. He aquí, aquel cuya alma no es recta dentro de sí está envanecido, pero el justo por su fe vivirá. Hab. 2:4 RVA-2015. No habla de un acto momentáneo de creer, sino en una confianza en Dios de toda la vida. He. 3:14 (N M) Porque realmente llegamos a ser participantes del Cristo sólo si mantenemos fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio con firmeza hasta el fin. La fe que Dios da no se evapora nunca.  Flp 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

La fe que Dios otorga, comprende tanto el deseo, como la capacidad de obedecer su voluntad. Flp 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. En otras palabras, la fe incluye obediencia. Hay tres elementos en la fe auténtica. Un elemento intelectual, que es la comprensión de la verdad; Un elemento emocional, que es la convicción y la afirmación de la verdad; y un elemento volitivo, que es la determinación de la voluntad de obedecer a la verdad.

El creyente auténtico obedece. Dado que todos retenemos vestigios de la naturaleza caída, nadie obedece de forma perfecta. Pero el deseo de hacer la voluntad de Dios está siempre presente en los creyentes verdaderos. Rom 7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. La fe produce siempre el deseo de obedecer.

Pablo habló de la fe como algo para ser obedecido. Rom 10:16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Incluso caracterizó la conversión como obediencia. Rom 6:17 (SB-MN) Pero gracias a Dios vosotros, después de haber sido esclavos del pecado, habéis obedecido de todo corazón a la norma de doctrina en la cual habéis sido instruidos.  El resultado que buscaba en su ministerio era obediencia.

Evidentemente, el concepto bíblico de la fe es inseparable de la obediencia. Jn. 3:36 (BTX3) El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo, no verá vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él. ¿Cómo entendía la salvación la iglesia primitiva? Hch 6:7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

Obediencia y fe se usa como sinónimo en He 5:9 (TLA) Así, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen. Hebreos 11 presenta la obediencia y la fe como inseparables: He 11:8Por la fe Abraham…obedeció Todos los héroes mencionados allí, mostraron su fe por medio de su obediencia.

La obediencia es la manifestación inevitable de la verdadera fe. Tít. 1:15,16 (NVI) Para los puros todo es puro, pero para los corruptos e incrédulos no hay nada puro.  Al contrario, tienen corrompidas la mente y la conciencia. Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan; son abominables, desobedientes e incapaces de hacer nada bueno. Para Pablo la desobediencia de ellos era prueba de su incredulidad, porque la verdadera fe siempre incorpora las buenas obras. La fe sola trae salvación, pero la fe que trae salvación nunca está sola. Aunque estamos seguros de que los hombres no son salvos por sus buenas obras, también estamos seguros de que ningún hombre se salva sin ellas. La verdadera fe se manifiesta siempre en obediencia.

Así, los fieles (creyente), son también fieles (obedientes). Fidelidad, constancia, firmeza, y creencia están comprendidas de forma indivisible en la idea de creer. Una vida recta es un resultado inevitable de la fe auténtica. Rom 10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

La salvación es imposible; no tenemos recursos redentores propios. Somos incluso incapaces de creer sin que Dios nos capacite. Jn. 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. No podemos crear fe por voluntad humana. Pero Dios en su gracia nos da la fe, y con ella nos da la gracia que necesitamos para obedecerle y vivir rectamente.

La norma de Dios es más alta de lo que nosotros podemos alcanzar. Entender esto le sitúa a uno en el camino de la verdadera fe, un camino que empieza con la humildad, que nace de un sentido de total pobreza espiritual. Pero se completa inevitablemente en obediencia justa.

Cuando Jesús quiso ilustrar la fe que salva, tomó a un niño, lo puso en medio de los discípulos y dijo: “…De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos Mat 18:3. Un niño es la representación perfecta de la humildad obediente. Enseñó esto para enseñar que, si insistimos en ser nuestros propios jefes, hacer nuestras propias cosas, gobernar nuestra propia vida, no podemos entrar en el reino de los cielos. Pero si estamos dispuestos a venir con una fe como de niño, dispuestos a someternos a la autoridad de Cristo, entonces venimos con la actitud correcta. La fe obedece, la incredulidad protesta y se rebela. Jn. 10:27,28 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano











viernes, 12 de octubre de 2018

¿COMO ES EL ARREPENTIMIENTO QUE PREDICÓ JESÚS?

 Mat 21:28-31
Desde el primer mensaje hasta el último, el tema de Cristo fue un llamado a los pecadores a un cambio de dirección, encaminada a abandonar toda injusticia y procurar la rectitud en su lugar. Él nos manda a predicar el mismo mensaje: Lc 24:47 (RVC) y que en su nombre se predicara el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
¿Qué es arrepentimiento? La palabra griega para arrepentimiento es metanoia, literalmente significa cambio de mente. En el sentido en que Jesús lo usaba, arrepentimiento requiere el repudio de la vieja forma de vida y acudir a Dios en busca de salvación.
Un cambio de propósito es lo que Pablo tenía en mente cuando explicaba el arrepentimiento: 1Ts 1:9 (RVC) porque ellos mismos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron, y cómo se apartaron de los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero, para servirlo Noten los tres componentes del arrepentimiento: Volverse a Dios; apartarse del pecado; disposición de servir a Dios. Ninguna otra cosa puede llamarse verdadero arrepentimiento, sin incluir los tres elementos.
El arrepentimiento no es una obra meramente humana. Es un don otorgado por Dios. La iglesia primitiva, al reconocer la autenticidad de la conversión de Cornelio concluyó: “…diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! Hch 11:18.
Tampoco es un intento de poner en orden nuestra vida antes de ser salvos. Es más bien un mandamiento a reconocer la propia pecaminosidad y odiarla, volverle la espalda, acudir a Cristo y abrazarle con plena devoción.
No es solamente una actividad mental. La idea de nuestro Señor en cuanto al arrepentimiento es tan profunda que comprende un cambio de dirección en la vida. Abarca todo el hombre: Intelecto, voluntad y afectos. El que se arrepiente, se vuelve del servicio al materialismo y del yo, al servicio de Dios. Es una meta sustituida por otra.
Intelectualmente comienza con el reconocimiento del pecado y la conciencia de que somos pecadores. De que somos responsables personalmente de nuestras culpas. Debe incluir asimismo el reconocimiento de quién es Cristo, juntamente con la aceptación de que tiene todo el derecho de gobernar nuestras vidas.
Emocionalmente, el auténtico arrepentimiento va acompañado de un sentimiento abrumador de pesar. Ese pesar o tristeza no es en sí arrepentimiento. Se puede estar apenado sin estar verdaderamente arrepentido. Judas sintió remordimiento, pero no estaba arrepentido. El joven rico se fue triste, pero no estaba arrepentido. No obstante, la tristeza puede conducir a un verdadero arrepentimiento. 2Co 7:10 (RVC) La tristeza que proviene de Dios produce arrepentimiento para salvación, y de ésta no hay que arrepentirse, pero la tristeza que proviene del mundo produce muerte.
Es difícil imaginar un verdadero arrepentimiento que no incluya un elemento de tristeza; no pena por haber sido descubierto, ni a causa de las consecuencias, sino un sentido de angustia por haber pecado contra Dios. En el A. T. se manifestaba con vestido de cilicio y cenizas. Jon 3:5,6 (TLA) Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día. Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios.
Volitivamente, el arrepentimiento incluye una transformación de la voluntad. Da por resultado un cambio de conducta. El cambio de conducta no es arrepentimiento de por sí, pero es el fruto que de seguro producirá el arrepentimiento. Donde no hay diferencia observable de conducta, no se puede asegurar que hay arrepentimiento. 1Jn 2:3-6 (PDT) Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si hacemos lo que él nos manda. Alguien puede decir: "Yo conozco a Dios", pero si no obedece sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en su vida. Pues el amor llega a su perfección cuando uno obedece lo que Dios enseña. La prueba de que andamos bien con Dios es la siguiente: el que dice que vive en Dios, debe vivir como vivió Jesús.
Arrepentimiento significa que uno se da cuenta de que es culpable y que se dirige hacia el infierno. Un vil pecador en la presencia de un Santo Dios. Que merece la ira y el castigo de Dios, Significa que empieza a darse cuenta, de que eso que se llama pecado, está en uno, que uno anhela verse libre de él y le da la espalda en todas sus formas. Uno renuncia al mundo cualquiera que sea el costo, el mundo en su mentalidad y perspectiva, tanto como en la práctica, y se niega sí mismo, toma su cruz y sigue a Cristo. Sus más cercanos y el mundo entero, pueden considerarle un tonto, o decir que tienes una manía religiosa. Pero no importa, eso es arrepentimiento.
El arrepentimiento no es un acto de una sola vez, es un proceso de conversión de por vida. 1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Esta actitud activa y continua de arrepentimiento produce la pobreza de espíritu, el llanto y la mansedumbre de que habla Jesús en las bienaventuranzas. Es una señal de un verdadero cristiano.
El fruto del arrepentimiento.  Cuando Jesús predicaba: “…Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mat 4:17. Aquellos que lo oían entendían el mensaje, por su rica enseñanza del A. T. Sabían que estaba llamando a mucho más que un simple cambio de pensar. Para ellos arrepentimiento significaba una completa rendición de su voluntad y un cambio de conducta total: Les estaba llamando a admitir sus pecados y apartarse de ellos y seguirle.
Isa 1:16,17 Describe nueve actividades relacionada con el arrepentimiento: (T Amat) Lavaos, pues, purificaos, apartad de mis ojos la malignidad de vuestros pensamientos, cesad de obrar mal, aprended a hacer bien, buscad lo que es justo, socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Noten la progresión: Empezando con una limpieza interna, el arrepentimiento se manifiesta a continuación en actitudes y acciones.
El A. T. está lleno de verdades sobre el verdadero arrepentimiento. Ej. 2Cr 7:14 (LPD) Si mi pueblo, el que es llamado con mi Nombre, se humilla y suplica, si busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, yo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y haré que su país se restablezca.  Isa 55:6,7 (NVI) Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Jonás 3:10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. ¿Cómo evaluó Dios el arrepentimiento de los ninivitas? Por sus hechos. No es que él no escuchara sus oraciones o que no viera la sinceridad de su arrepentimiento. Pero él buscaba obras de justicia.
Juan el bautista exigió también las obras como prueba de arrepentimiento. Mat 3:7,8 (DHH) Pero cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: "¡Raza de víboras! ¿Quién les ha dicho a ustedes que van a librarse del terrible castigo que se acerca? Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor, ¡Vaya saludo! Es muy diferente a decir: “Queridos hermanos están con nosotros los respetables ministros de culto y asociaciones religiosas”. No sé por qué fueron para ser bautizados, pero evidentemente sus motivos eran incorrectos. Tal vez trataban de ganar el favor del pueblo o asociarse a la popularidad de Juan. Cualesquiera que fueran sus razones, no estaban realmente arrepentidos y Juan se negó a aceptar sus propósitos. Por el contrario, les condenó como falsos religiosos.
¿Por qué fue Juan tan brusco? Porque aquellos hipócritas estaban envenenando a toda una nación con su engaño fatal. La lección crítica aquí es que, si el arrepentimiento es auténtico, debemos esperar que produzca resultados visibles.
¿Cuáles son los frutos del arrepentimiento? Lc 3:12 (BL) Vinieron también cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer?" La respuesta de Juan fue: 13 “…No cobren más de lo establecido. A unos soldados que hicieron la misma pregunta les contestó: 14 “…No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo. En otras palabras, uno que está auténticamente arrepentido dejará de hacer lo malo y empezará a vivir rectamente.
El evangelio y el arrepentimiento. El arrepentimiento ha sido siempre el fundamento del llamado bíblico a la salvación. Hch. 2:38 (RVC) Y Pedro les dijo: «Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. Los pecadores no podemos acudir a Jesucristo sin un cambio radical de corazón, mente y voluntad. Esta es la única clase de conversión reconocida por la Biblia.
En Mat 21:28-31 Jesús utilizó una parábola para ilustrar la hipocresía de una profesión de fe sin arrepentimiento: Jesús les preguntó: (RVC) ¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos, y se acercó al primero y le pidió: “Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. “El primero le respondió: “No quiero”; pero después se arrepintió y fue. Luego, se acercó al otro hijo, y le pidió lo mismo. Éste le respondió: “Sí, señor, ya voy”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre?» Ellos respondieron: «El primero». Entonces Jesús les dijo: «De cierto les digo, que los cobradores de impuestos y las rameras les llevan la delantera hacia el reino de Dios.
Nos preguntamos por qué en este relato no incluye un tercer hijo que dijera: “yo voy” y cumpliera su palabra. Es porque el relato representa a la humanidad, y todos nos quedamos cortos. Jesús sólo pudo describir dos clases de personas religiosas: Las que dicen ser obedientes, pero en realidad son rebeldes, y las que empiezan como rebeldes pero que se arrepienten.
Jesús pronunció la parábola en beneficio de los fariseos que no se veían a sí mismos como pecadores y desobedientes. Cuando les preguntó cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre, contestaron correctamente: “el primero”. Pero al admitirlo se condenaron a sí mismos por su hipocresía. Jesús les dijo: De cierto les digo, que los cobradores de impuestos y las rameras les llevan la delantera hacia el reino de Dios.
Los fariseos vivían en la ilusión de que Dios les aprobaba porque hacían gran ostentación de su religión. El problema consistía en que sólo era un espectáculo. Era como el hijo que dijo “si voy, pero no lo hizo”. Son como muchos de ahora que dicen que creen en Jesús, pero se niegan a obedecerle. Esa profesión de fe es vana. A menos que se arrepientan, perecerán.